sábado, 5 de noviembre de 2011

Tus pies...

Tus pies. 
Tus pies esquivando los charcos de baldosas flojas y obras pendientes. 
Tus pies que marcan una melodía cada vez que caminas por los pasillos de casa. 
Tus pisadas intermitentes, tus pisadas enérgicas. 
Paso tras paso.
Paso que adelanta, paso que retrocede pero que nunca vuelve al mismo lugar. Así llegaste y no por casualidad. 
Desembarcaste acá, en la vera de mi alma, para caminar juntos los caminos sinuosos, los rectos, incluso los laberínticos. 
Para caminar los caminos que nos separan y los que nos unen.  Esos que nos unen y nos hacen sentir tan de cerca como cuando bailamos juntos en puntas de pie.