Sin embargo, una vez las dijo. Las dijo sin pensar, las dijo observando los movimientos de su amor que se encontraba a escasos metros. Las dijo con tremenda espontaneidad que enmudeció luego de esbozarlas.
Y entonces se dió cuenta de que la realidad supera a la ficción, y que esas dos palabras significan mucho más que una frase de libreto cinematográfico.
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